Periostitis Tibial

Periostitis Tibial

¿Sales a correr a menudo? Pues entonces esto te interesa.

Hoy hablamos de la Periostitis Tibial, o lo que es lo mismo, síndrome de sobreesfuerzo tibial. Se engloba dentro de las lesiones más frecuentes de los «runners» aunque también si practicas tenis, fútbol o baloncesto.

Para entender esta lesión debemos saber primero que la tibia es el hueso que más peso soporta de la extremidad inferior. Sobre la tibia se insertan los músculos que la rodean y que intervienen en la carrera (gemelos, sóleo, tibial posterior, flexor de los dedos y tibial anterior). Durante la carrera se van a recibir grandes fuerzas de tracción sobre la zona tibial, donde los músculos van a ir traccionando del periostio (denominada así a la membrana que la recubre) de la tibia, lo que va a dar lugar a un estrés tibial e incluso, a microrroturas en el hueso, lo que va a desencadenar dolor.

Este tipo de dolor se refiere como una sensación de «quemazón» en la parte delantera de la tibia cuando el músculo principal responsable de la lesión es el músculo tibial anterior. Mientras que también puede aparecer en la parte posterior, interna y baja de la tibia cuando el músculo principal responsable de la lesión es el músculo tibial posterior aunque también intervienen el músculo sóleo así como los gemelos.

Cabe decir también que este tipo de dolor:

  • En el 50% de los casos el dolor puede aparecer en ambas piernas.
  • Aumenta con la actividad y disminuye con el reposo. Así pues, es una lesión que obliga a parar completamente.
  • Se manifiesta con un dolor súbito a la palpación así como por calor intenso y local.

Una de las complicaciones principales de este tipo de patología radica en el riesgo que se corre si no se abandona por completo la actividad deportiva. Esto es, que se agudice la lesión sobre el periostio de la tibia, lo que puede dar lugar a pequeñas fisuras en la zona tibial e, incluso a una fractura por estrés.

Entre las causas para la aparición de este tipo de lesión encontramos:

  • Cambio brusco de intensidad en la actividad deportiva.
  • Práctica deportiva sobre terrenos duros.
  • Debilidad muscular o falta de flexibilidad sobre todo de los músculos de la pantorrilla: gemelos y sóleo.
  • Exceso de entrenamiento en cuesta.
  • Uso de plantillas o calzado inadecuado.

En el Centro de Fisioterapia Antonio Roldán le podemos ayudar no sólo para el tratamiento óptimo de este tipo de patología, sino también para su correcta prevención.