Hoy vamos a hablar del «mareo cervical», es decir, de la sensación de pérdida de equilibrio y de desorientación espacial provocada por un problema en las vértebras cervicales. Es conveniente comentar que el Vértigo lleva consigo además la sensación por parte del paciente de movimiento propio o del entorno.
Esta publicación de hoy viene justificada por una corriente en la medicina (sobre todo en atención primaria) de afirmar con rotundidad que los mareos cervicales no existen, es decir que no existe justificación alguna por la cual un problema cervical puede generar un cuadro de mareos-vértigos.
Bien, pues vamos a desmontar esta teoría de la manera más sencilla para que todos lo entendamos:
En primer lugar diremos que lo que estamos valorando es el equilibro y que para resumir (resumiendo mucho) éste es un «banco de 4 patas», que son: cerebelo, vista, oído interno y sistema propioceptivo, es decir, la información que nuestro cerebro tiene del posicionamiento de nuestro cuerpo en el espacio. Bien pues si partimos de esta premisa, son necesarias al menos 3 «patas del banco» para mantener el equilibrio, de manera que si cerramos los ojos, por ejemplo, seguimos teniendo equilibrio. Así que una sola causa por sí misma no alteraría el equilibrio considerablemente, es decir deben coincidir en el tiempo dos o más causas que afecten a distintos órganos y que el conjunto es lo que puede crear esa sintomatología tan compleja.
Bien, pues en esto precisamente se basa esta corriente médica de afirmar que un problema cervical nunca es causa de un cuadro de mareos. Pues en este punto es cuando yo le pongo a los pacientes algún ejemplo como este: ¿podríamos afirmar que un coche que tenga roto los faros va a tener un accidente?, pues no, y mucho menos si ese coche siempre circula en verano, de día, sin tráfico, etc… El problema está si ese coche circula en invierno, con niebla, tráfico denso, etc… Pues algo parecido pasa aquí, es un cúmulo de circunstancias y en estas circunstancias los problemas en las cervicales pueden estar detrás de algunas causas que a la larga pueden generar un cuadro de mareos.
El cuello puede estar detrás de la alteración de la función de tres de las 4 «patas del banco» y aunque es verdad que directamente no influye en ninguna, también es verdad que indirectamente puede influir de muchas maneras en estas tres y vamos a explicar las más comunes:
1. En el cerebelo puede influir un problema cervical por la alteración (siempre será muy leve) del flujo sanguíneo al cráneo, ya que este va a depender de cómo se alineen las vértebras cervicales y sobre todo que no se vean comprimidas las arterias vertebrales.
2. En la vista puede influir también porque los músculos oculares están inervados por raíces nerviosas cervicales y por tanto puede haber problemas derivados de esta alteración de movimientos oculares.
3. En el sistema propioceptivo se refiere a un conflicto entre la información que ofrecen los receptores de movimiento del cuello, comparada con la información de movimiento que ofrece el sistema vestibular del oído y la vista. Para entender esto, sirva el ejemplo de ir sentado en el vagón de metro, o sentado en su coche. A todos nos ha pasado que, estando parados, de repente sentimos que nos movemos cuando en realidad se ha movido el vagón o el coche de al lado. Sentimos inestabilidad-desequilibrio debido a que los ojos notaron movimiento, pero el líquido del oído y el cuello-cuerpo permanecieron inmóviles. Los tres sistemas informan de la posición de la cabeza en relación al espacio y a uno mismo. Cuando alguno de los sistemas da información diferente a otro, como en el ejemplo, tenemos informaciones diferentes sobre dónde está situada nuestra cabeza. Es entonces cuando sentimos mareo-inestabilidad, ya que las áreas nerviosas que deben interpretar la información no se aclaran de cómo estamos situados en el espacio.
Bueno pues hasta aquí la Teoría de hoy, pero lo más importante es que el 90 por ciento de los paciente con problemas cervicales y síntomas de mareos mejoran con el tratamiento de Fisioterapia (teniendo en cuenta que son problemas estructurados y de mucho tiempo de evolución y que cuando el paciente nota los síntomas es la gota que ha colmado el vaso) y aquí sí que no hay corrientes ni Teorías médicas que desmonten este dato.