Hoy vamos a hablar de un hueso muy singular: el astrágalo.
El astrágalo forma parte de la articulación del tobillo junto a la tibia y al peroné constituyendo la mortaja astragalina y es lo que nos permite fundamentalmente los movimientos de flexión plantar y dorsal del tobillo, debido a que se posterioriza en la flexión dorsal y se anterioriza en la flexión plantar, a la vez también que se articula por debajo con el calcáneo y forma la articulación subastragalina (que en realidad es una articulación doble) y por delante con el escafoides.
Es un hueso importantísimo y muy peculiar por distintas razones:
En primer lugar es un hueso que tiene la capacidad de distribuir el peso del cuerpo y también de distribuir los esfuerzos y tensiones ejercidas a nivel del tobillo y el conjunto del pie, y lo hace en tres direcciones, hacia atrás (talón), hacia delante y adentro (escafoides, arco interno) y hacia delante y afuera (zona anterior del calcáneo, arco externo). Su trabajo siempre es en compresión por lo que la carga mecánica que soporta es brutal.
En segundo lugar, y por lo que lo hace espectacularmente singular, es que no tiene ninguna inserción tendinosa ni muscular, por lo que no existe ninguna posibilidad de que podamos moverlo directamente a través de una contracción muscular, lo que hace que su función de polea sea aún más exitosa. Además está rodeado de tendones que proceden de la pierna y van hacia el pie lo rodean en forma de puente (en un total de 10, como los peroneos, los tibiales, el aquiles, etc…).
Debido a esta característica, algunos autores como Kapandji lo llaman el hueso enjaulado. Esto le da una capacidad móvil de polea muy grande pero tiene el inconveniente de que la vascularización de este hueso a través de tendones esta anulada por lo que si necesita una irrigación extra (como es el caso de fractura, edema,etc) no la va a tener, todo debe ser a través de la irrigación sanguínea ligamentaria.
Por último es un hueso rodeado de superficies articulares e inserciones ligamentarias, contándose hasta diez de estas, lo que le vale también el sobrenombre de hueso relevador.
Por estas razones este hueso es tan biomecanicamente complejo, nos permite soportar cargas y torsiones grándisimas con una movilidad altísima en el tobillo y en el conjunto del pie por su capacidad casi “chiclosa” para repartir presiones pero a la vez lo hace súper fastidioso si se ha lesionado (sobre todo ante fracturas-luxaciones de cuello del astrágalo). El astrágalo también se caracteriza por distintas lesiones de movilidad que afectan la biomecánica normal del tobillo y que a veces pueden dilatarse en el tiempo y por tanto ser muy molesto para el paciente, la más común es la anteriorización del astrágalo ante una lesión inflamatoria del tobillo y sobre todo ante una torcedura generalizada del tobillo-pie con tendencia externa (como es el caso del esguince del ligapento peroneo astragalino anterior, que es el esguince más común en el tobillo), en este caso el astrágalo al estar “alojado” anteriormente impide una flexión dorsal completa del tobillo y si no se consigue “realojar” hacia posterior se puede perpetuar en el tiempo esta lesión, es una secuela típica de los esguinces de tobillo sin tratamiento fisioterapéutico.