Una de las actividades más importante y necesaria del día es descansar, poder llegar a un sueño profundo, a esa fase REM de la que oímos hablar, pero…¿sabes qué es?. La fase REM es la quinta etapa del sueño donde nuestra actividad cerebral es mayor y se caracteriza por una aceleración en la respiración, en nuestro ritmo cardíaco y por un aumento de la presión arterial. Por tanto, es imprescindible alcanzar esta fase durante la noche, y te preguntarás ¿Soy capaz de alcanzarla? ¿Mi postura para dormir es la adecuada? ¿Cuál es la mejor posición, boca abajo, de lado, boca arriba?
Hay mucha controversia con este tema, por ello vamos a explicar las ventajas y los inconvenientes de cada una de las postura.
- Comenzaremos con la postura boca abajo, una de las más perjudiciales para nuestro cuerpo, ya que produce: un acortamiento de la cadena posterior del cuerpo, lumbalgias por el aumento de la lordosis lumbar, y obliga a tener el cuello en rotación, es decir, girado para un lado o para otro. Esto provoca una presión excesiva tanto de la musculatura, como de las raíces nerviosas a nivel de la ATM (articulación temporomandibular) que puede conllevar a una posterior maloclusión, dolor de cabeza e incluso mareos. Esta postura también puede provocarnos tortícolis, parestesias en ambos brazos que se pueden alargar hasta las manos, ya que se disminuye el riego sanguíneo por compresión de los discos intervertebrales; incluso pueden aparecer problemas a nivel respiratorio al impedir la completa expansión de la caja torácica y la liberación de la tensión en el diafragma.
- Postura boca arriba: al igual que la anterior, dificulta el paso del aire por lo que favorece el ronquido, pero sí permite una mejor apertura del tórax. Sin embargo, es favorable para mantener alineada la columna, sin olvidar colocar un cojín debajo de nuestras rodillas para disminuir la lordosis lumbar y una almohada en la cabeza para evitar la hiperextensión cervical.
- Postura de lado: vamos a diferenciar entre dormir sobre el lado izquierdo y el lado derecho. Existen estudios que afirman que dormir del lado izquierdo favorece el drenaje linfático, y el buen funcionamiento de nuestro aparato digestivo, mejorando la producción de jugos gástricos y la secreción de enzimas pancreáticas, así evitaremos el reflujo por las noches. Por tanto, si dormimos del lado izquierdo tendremos una mejor digestión que si dormimos del lado derecho.
Tras conocer cada uno de los efectos que nos podemos encontrar con nuestras posturas, ¿duermes bien? ¿Le encuentras alguna explicación a algunas de tus dolencias? ¿Cambiarás de postura durante la noche? Por tanto, al igual que corregimos la postura durante el día, es tan importante o más adoptar una correcta postura a lo largo de la noche. Dormir por lo tanto, no es sinónimo de descanso si no mantenemos una correcta posición de sueño. Con un buen descanso sano y reparador podemos construir una base firme en nuestro cuerpo y mente, que nos permitan mejorar nuestra calidad de vida.