Hablemos hoy de Higiene Postural: esa higiene que no necesita de geles ni champuses, pero precisa de otra cosa que muchas veces no estamos dispuestos a otorgar: conciencia.
Y la conciencia no es más que “echar cuenta”. Echar cuenta en lo que a Vd., amable lector y probablemente paciente nuestro, le sucede en este mismo instante: echar cuenta en su respiración (¿respira por la nariz?), echar cuenta en lo que lee (¿es inteligible? ¿lo entiende?) y echar cuenta en su postura (¿es cómoda?, ¿es incómoda?, ¿hay alguna parte de su anatomía que proteste?).
Higiene Postural y Conciencia Postural es lo mismo, pues no es hasta que “me doy cuenta” de mi postura, que no empezaré a higienizarla, es decir, a acomodarla para mejorar mi salud y bienestar. Más automática, más inconsciente, menos pensada es nuestra posición, con mayor probabilidad tenderemos a buscar situaciones más “cómodas” para nosotros, pero al mismo tiempo más perjudiciales para nuestra espalda y nuestro cuerpo.
Una de estas cosas que hacemos por costumbre y sin pensar es, sin ningún género de duda (y hablo aquí de género, porque es propia de hombres y mujeres, así como de otras posibilidades de permutación sexual) sentarse e inmediatamente cruzar las piernas. Es tan obvio que incluso podemos pensar que es “lo natural”, e incluso “lo que se debe hacer”.
Pero Vd. Mismo ya se habrá dado cuenta que, si mantiene esta actitud un cierto tiempo, sentirá hormigueo en la pierna que queda por encima y no tendrá más remedio que descruzar…para volver a cruzar. ¿Y esto por qué? Porque se comprimen nervios y vasos sanguíneos, lo que afecta a la sensibilidad del miembro… pongamos un ejemplo muy sencillo: si Vd. tiene dos mangueras que conducen agua, lo lógico y normal es que la conduzcan mejor cuando nadie las estruje, cuando nada las “estorbe” en su camino, cuando se encuentren paralelas; si coloco una de las mangueras encima de la otra: resulta que al cruzarlas obstaculizo el paso de ambas, pues la de abajo tiene que soportar el peso de la de arriba y la de arriba modificar su trayecto y calibre por la de abajo (las mangueras se deforman, igual que nuestras piernas).
Así que, cuando se siente, intente mantener las piernas unidas por las rodillas y los tobillos: esta es la mejor postura, la que otorga paralelismo y libre circulación, la que no “somete”, la que no “subyuga” a ninguna parte de su anatomía. Es la postura igualitaria y equitativa, entre la derecha y la izquierda. Y si lo prefiere: es la postura democrática.
Inténtelo, porque al principio costará. La musculatura debe acostumbrarse poco a poco a no someter ni ser sometido…debe acostumbrarse a no tensionarse, a liberarse.
El primer día a lo mejor podrá mantener las piernas juntas un minuto, el segundo día, quizás minuto y medio, pero si persevera, con el tiempo podrá mantener la postura correcta todo el tiempo que sea necesario.
De todas formas, si cree que necesita ayuda para entrenar su Salud Postural, en su Centro de Fisioterapia Antonio Roldán cuenta Vd. con un magnífico elenco de profesionales que le podrán aconsejar en todo momento.